El Distrito Tecnológico fue creado en 2008 mediante la Ley 2972, “para fomentar a la industria TIC de alto valor agregado, combinada con la identidad cultural existente, y desarrollar un espacio donde se trabaje, se estudie, y se viva”, decía la norma. Hoy los números respaldan con creces aquella decisión.
Desde entonces en Parque Patricios (y una parte de Nueva Pompeya) se radicaron más de 400 empresas que dan trabajo a más de 23 mil empleados. El barrio, que se caracterizaba por sus enormes galpones, muchos abandonados, y su escasa actividad, hoy tiene sectores que de tanta actividad parecen hormigueros en pleno verano, llenos de personas yendo y viniendo, comercios antes dormidos que florecen y otros nuevos que satisfacen las necesidades de los nuevo habitantes. En estos 15 años se construyeron o reconvirtieron más de 300.000 metros cuadrados en oficinas, y hubo una inversión de 360 millones de dólares.
La llegada de la Línea H del subte, la instalación de un Metrobús, la mudanza del gobierno porteño al edificio de Uspallata 3160, la creación de bicisendas y la puesta en valor de espacios públicos, tuvieron mucho que ver con el éxito del proyecto. Parque Patricios no tenía mucho que ver con la tecnología, pero sí un potencial enorme porque estaba bien localizado, era una zona barata para construir, y podía atraer a mucha gente. Desde 2008 el barrio empezó a revitalizarse a partir de esta industria y dejó de ser una zona casi olvidada del Sur de la Ciudad. Hoy está en el mapa, a sólo unos pocos minutos del corazón de Buenos Aires.
Los empleos generados son de calidad. El sector tecnológico argentino es muy fuerte y cotizado, tanto en el país como en el exterior, y por otro lado, Buenos Aires ofrece oportunidades a jóvenes que de otra manera emigrarían buscando mejores horizontes. Las ventajas son muchas.
Desde una ventana en los pisos superiores del edificio donde está emplazada CTL se pueden observar las grúas y máquinas trabajando en nuevas obras en construcción, el imponente campus del ITBA, una de las universidades tecnológicas más importantes del país, y en las calles vecinas también se distinguen las empresas tecnológicas vecinas por el cartelito que las identifica en la fachada de los edificios.
Por cada empresa que se instala se generan efectivamente otros trabajos. Por ejemplo en la construcción, desde el arquitecto que proyecta un edificio o las obras para refaccionar una oficina, hasta los albañiles que la ejecutan. Y otras muchas empresas vinculadas, como las del rubro de la logística. Se produce lo que se denomina “el sourcing de productos de esas empresas”. La conjunción de firmas es muy importante por todo lo que generan como cadena de valor.
Otro de los requisitos de las empresas para ser parte de un distrito y permanecer en él es mantener o incrementar la cantidad de empleados, nunca disminuirla. Si no lo hacen, pierden los beneficios. Lo que le asegura a Buenos Aires retener ese talento en el sur de la ciudad, trabajando por lo que dura esta promoción industrial y mucho más allá.
Entre las 10 empresas más grandes instaladas en el Distrito Tecnológico están Accenture, Despegar, Mercado Libre, Sofrecom, Prima , el ITBA, GC Gestión Compartida, Atos y Gire, que emplean a más de 7.000 personas en este territorio.