Sin aglomeraciones y con espíritu hippie chic, el tradicional barrio se convirtió en una zona con bares, restaurantes gourmet, teatros, galerías de arte y tiendas de diseño; es muy visitado por porteños y turistas europeos
Sus calles con adoquines, frondosa arboleda y casas chorizos a uno y otro lado hacen que conserve esa esencia que define su identidad. Sin embargo, y sin que la tradición se esfume, en los últimos años su ritmo se ha modificado con la aparición de bares, restaurantes con cartas gourmet y sabores étnicos, librerías exclusivas, heladerías trendy, tiendas de ropa de diseño, galerías de arte, teatros y productoras audiovisuales.
Dada la cercanía con importantes set televisivos, Chacarita se convirtió en un barrio de moda transitado por celebridades que van a trabajar o que optaron por vivir allí, como los actores Jean Pierre Noher o Mike Amigorena. Pero también están presentes los viejos vecinos que no reniegan del cambio y se rehúsan a la mudanza. No hay motivos para hacerlo. ¿Por qué huir? Todos pueden convivir en armonía. Recorrer sus veredas significa toparse con un galán de moda, la top model más codiciada y con la vecina que acarrea el changuito para ir a hacer las compras al súper chino. La cotidianeidad de la escena hace que unos y otros coexistan sin pedidos de autógrafos ni histeria cholula.
Soho, Viejo, Chico, Parque, Queen, Verde, Sensible… ninguno de estos motes es válido para definir el barrio. Los vecinos históricos, y los recién arribados también, sienten orgullo por el nombre a secas: Chacarita. Y aunque el interés comercial inmobiliario quiera buscarle apodos para elevar el valor del metro cuadrado fundamentado en lo esnob, la histórica denominación es la que va ganando la partida.
02/03/2017