En el barrio porteño de San Telmo, se encuentra el mercado de arte más grande de América del Sur y la meca de muchos turistas anticuarios del exterior. Esto se da por la posibilidad de adquirir piezas únicas, que ya no están disponibles en sus lugares de origen, como también por los precios accesibles que brinda el actual cuadro cambiaro.
Sólo en un radio de un kilómetro, se alojan mas de 500 anticuarios, el principal barrio histórico de la Ciudad de Buenos Aires, es literalmente un virtual museo a puertas abiertas con sus obras a la venta.
Aquí los turistas, aficionados y coleccionistas, pueden encontrar “exquisitas piezas”, importadas por nuestros antepasados, durante los siglos XVIII y XIX, señaló Norberto Medrano, presidente de la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo.
Esto se dio en nuestro país con la imigración proveniente de Europa Central y Oriental, que fue la responsable de influir en los gustos y la cultura general de nuestro país, acotó.
La vajilla inglesa, francesa y alemana, las arañas de la antigua Checoslovaquia, sillas americanas y refinados muebles italianos, hablan de una época de oro donde todo será traido de Europa.
En un barrio netamente arrabalero, donde los curiosos visitantes pueden disfrutar de espectáculos de tango al aire libre, danza y música por doquier, visita a conventillos y casonas antiguas, la casa mínima en el pasaje San Lorenzo, la feria de artesanías y antigüedades y un sinfín de artistas callejeros doquier, y el mercado mas antiguo de la ciudad, convertido en un lugar de gastronomía, compras y curiosidades; hace que este barrio sea un citio ineludible para los turistas y vvisitantes de nuestra ciudad.
Allí puede encontrar objetos de arte para la decoración y coleccionistas en un reducido radio el corazón del Casco Histórico porteño, convertido en una fuente de provisión de buscadores de tesoros de todo el mundo, de decoradores y directores de arte que ambientan escenografías e interiores para películas y obras de teatro.
El presidente de la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo, aseguró que en el rubro antigüedades, “San Telmo se convirtió en una marca registrada en el mundo”.
El barrio se posicionó de esa manera a partir de la década del 70, cuando concentró a anticuarios de todas partes de la ciudad.
Ya en ese época, dijo Medrano, “en cualquier ciudad importante, como Londres, Milan, París, Viena, cuando se hablaba de San Telmo sabían que estaban hablando de un gran centro de antigüedades”.
Sobre el turista de anticuarios que visita el barrio, dijo que actualmente es bastante variado, aunque en años anteriores en la ‘belle epoque’ eran extranjeros, fundamentalemnte norteamericano”.