Desde la madrugada de este miércoles, el servicio de Hidrografía Naval emitió una alerta por el descenso que se está registrando en el nivel del Río de la Plata, lo que en el transcurso del día podría empeorar. Mientras esta mañana se encontraba en 1,20 metros por debajo del nivel “cero” (lo normal), el organismo advierte que podría seguir bajando a -1,90.
La pregunta es si la bajada podría afectar las tomas de Aysa, y repercutir en el suministro general de agua.
El área de comunicaciones de Aysa confirmaronque “por el momento no hay afectación del servicio, pero es un tema que se va a estar siguiendo”.
Si bien la bajante importante, pero esta mañana todas las bombas estaban en funcionamiento y se estaba trabajando con la máxima producción. Tenemos entendido que hacia la tarde debería empezar a mejorar”, aseguraron desde la empresa.
La pregunta es ¿Por qué se produjo una bajada semejante en el nivel del Río de la Plata? Una combinación de dos factores: un río especialmente bajo, en comparación a otros, y fuertes vientos desde el oeste que provocan que el agua “se retire”, en palabras de Aldo Firpo, a cargo de los pronósticos mareológicos del área de Oceanografía del Servicio de Hidrografía Naval.
“Al ser el Río de la Plata una extensa superficie de agua, con 30.000 kilómetros cuadrados de agua poco profunda, el viento afecta mucho el nivel. En este caso se instaló una zona de baja presión, al sur-este de la provincia de Buenos Aires, que está produciendo un viento oeste, con una intensidad de 40 a 50 kilómetros por hora. Eso produce un fenómeno contrario a la sudestada: el viento oeste saca agua del río”, aseguró Firpo. La presencia de un centro de baja presión en el noroeste de la provincia de Buenos Aires y sobre el Mar Argentino originó una masa de viento del sector oeste. Dichas condiciones provocaron la retracción del Río de la Plata y, en consecuencia, del Riachuelo. Estamos hablando del mismo sistema de baja presión que afectó a Necochea, Mar del Plata y otros sitios de la costa atlántica, donde hubo fuertes vientos. En las dos ciudades las condiciones climáticas obligaron a suspender las clases en las escuelas y la universidad, entre otras medidas de precaución.
Una de las principales cuencas, es la de Matanza – Riachuelo, que atraviesa el Gran Buenos Aires y la ciudad a lo largo de 64 kilómetros. Abarca 14 municipios bonaerenses, con una superficie estimada de 2200 kilómetros cuadrados. El fenómeno que pudo observarse desde la madrugada se extendió desde la desembocadura en el Río de la Plata por varios kilómetros hacia el interior de la ciudad y la provincia.
Firpo también señaló el problema que ocasiona la bajante que dificulta la navegación para buques de gran calado y afecta la toma de agua para potabilizar”. “Para tener una idea de la magnitud, el promedio de las bajamares en el Río de la Plata es de 48 centímetros aproximadamente”, detalló el experto.
Durante los meses de mayo y junio, hay mayores probabilidades que ocurran estos fenómenos de las bajantes. La máxima histórica producida en el Río de la Plata ocurrió el 29 de mayo 1984 con un valor de 3,66 metros con respecto al nivel cero del Riachuelo.
El Río de la Plata tiene una profundidad media de diez metros, es decir, se trata de un de baja profundidad, muy sensible a los vientos. “Los sistemas de baja presión en este caso generaron una bajante del Río de la Plata, pero muchas veces pueden originar sudestadas”, indicó Cindy Fernández, meteoróloga del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Con la bajante del Riachuelo, hubo cambio de planes para las personas que trabajan en el Museo Benito Quinquela Martín. Tenía planificado comenzar a instalar una intervención de botellas de colores sobre el cauce con el objetivo de realizar una muestra de arte que generara conciencia sobre el cuidado del medio ambiente.
Víctor Fernández, director de la institución, mientras cruzaba los dedos con la expectativa de que todo volviera a la normalidad. “No recuerdo una bajante así. Vivo en La Boca desde hace 40 años y recuerdo una en los 80. Teníamos miedo por los factores climáticos, pero este nivel de bajante, jamás”, reforzó Víctor Fernández, director del Museo.
Durante todo el día miércoles continuará la situación, pero la intensidad del viento irá disminuyendo, por lo que se espera que en la madrugada del jueves el agua empiece a subir. “Esto es normal para la época del año… son bajadas usuales en mayo y junio. Para llegar a ser una bajada histórica tendría que superar el descenso a -3,66 metros ocurrido en 1986”, concluyó el encargado del Servicio de Hodrografía Naval.